Como dice José León Castro en la canción Amazona del disco Galopando por los sueños: En su silla de amazona la elegancia se pasea, y un cielo de farolillos a ti solo piropean, y es que llevas bajo el brazo del olivo una bareta y una espuelilla fragüera que es más gitana que ella y estoy loquito perdío no se quisiera ser quisiera ser tu sombrero pa sentirme yo orgulloso de cubrir tu negro pelo.
El que ve por primera vez una amazona montando puede preguntarse como es posible que se mantenga en equilibrio a caballo. La silla de montar a la amazona o de cornetas, es una montura plana y grande, provista de una zalea de borrego natural que estará amarrada por medio de unas agujetas de cuero al armazón de la silla, este armazón puede ser de paja de centeno, siendo esta la más tradicional, o de fibra que son más novedosos y menos pesados. Los bastes pueden ser de pelo de caballo y cabra o de fieltro. Está dotada de una cincha de libro, diseñada para que la misma amazona la pueda ajustar desde arriba. A ésta, se une la cincha de “no torcer” que va en diagonal para evitar que la silla se gire. Llevará un estribo con su acción en el lado izquierdo. Algunos modelos incluyen la opción de poner el estribo del lado derecho para utilizar la silla de forma tradicional (a horcajadas). También cuenta con una baticola en la parte trasera para evitar que la silla se desplace hacia delante en caso de bajar una pendiente pronunciada, y en la parte delantera está provista de dos argollas para amarrar el pechopetral, el cual siempre será en forma de “Y” uniendo las piezas de cuero con una argolla central, esta sirve para impedir el desplazamiento de la silla hacia la grupa del caballo. Además tendrá una manta estribera, que podremos poner de forma tracional, en la parte delantera de la silla entre la perilla y la amazona, colgando por ambos lados. Existen otras formas más adecuadas a este tipo de monta, como pueden ser doblada a la mitad colgando por la parte delantera de la silla en lado derecho, otra forma sería enrrollarla, ocultando los flecos, colacada en el lateral derecho de la silla o enrrollada de la misma manera la podremos colocar detras de la concha sobre la baticola, amarrada a las agujetas. Hasta aquí no encontramos diferencias con la silla vaquera tradicional, salvo por un detalle que dan nombre a esta silla de cornetas, las cuales alojarán las piernas de la amazona.
La pierna derecha reposa sobre la corneta superior y la izquierda va en la forma habitual en el estribo y manteniendo un contacto en la corneta inferior con la parte superior del muslo, formando de esta manera una pinza. Todo esto resulta muy sencillo a simple vista pero modifica por completo nuestro equilibrio en comparación con la monta a horcajadas. Es importante saber que no montamos de lado, si no a la amazona, de modo que deberemos mantener nuestras caderas y hombros en paraledo con los de nuestro caballo. No solo por motivos estéticos, sino por el benefinio para el equilibrio del binomio. Las ayudas se ven modificadas, puesto que sólo contaremos con la pierna izquierda y tendremos que sustituir la derecha por una vara que nuestro caballo deberá aceptar como ayuda, desterrando la idea de que sea un mero adorno bajo el brazo derecho.
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